Me empujaron a la salida. Hubo un tumulto blanco y después de una rápida investigación quedé frente a frente con Carlos.
- ¿Qué empujás?
Se formó una rueda. Alguien gritó:
- Fajálo...
Niñas aterrorizadas se sumaron al grupo. Carlos se puso muy colorado. Manos crueles lo empujaron hacia mí. Tito, falso caudillo y sujeto temido, me dijo:
- Dale... ¿O le tenés miedo?
- - No le tengo miedo, pero no me gusta arreglar las cosas peleando. Yo prefiero hablar ¿Querés que hablemos?, le pregunté a Carlos.
- - A mí tampoco me gusta arreglar así las cosas. Sí hablemos. Bueno, ¿te golpeaste?
- - No, solo me tropecé y me raspé un poco el codo, pero está bien, no pasa nada.
- - Uy! Disculpá, no lo quise hacer a propósito, es que me empujaron.
- - Sí, te empujan y se arman estos problemas. Bueno vos ¿te golpeaste?
- - No, yo no me hice nada. Bueno, me tengo que ir, chau y perdoná.
- - Ok, yo también me tengo que ir. Nos estamos viendo. No, está bien, no pasa nada, chau.
- Y mientras nos despedíamos se escucha que dice Tito:
- - Ah! son unas nenas, ni se pelearon.
Autor: Leonel S.
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