Me empujaron a la salida. Hubo un
tumulto blanco y después de una rápida investigación quedé
frente a frente con Carlos.
- ¿Qué empujás?
Se formó una rueda. Alguien gritó:
- Fajálo...
Niñas aterrorizadas se sumaron al grupo. Carlos se puso muy colorado. Manos crueles lo empujaron hacia mí. Tito, falso caudillo y sujeto temido, me dijo:
- Dale... ¿O le tenés miedo?
- ¿Qué empujás?
Se formó una rueda. Alguien gritó:
- Fajálo...
Niñas aterrorizadas se sumaron al grupo. Carlos se puso muy colorado. Manos crueles lo empujaron hacia mí. Tito, falso caudillo y sujeto temido, me dijo:
- Dale... ¿O le tenés miedo?
- No le tengo miedo, lo
que pasa es que no quiero pelear.
- Bueno, tenes razón,
no hay que pelear. Porque vas a quedar como el peor compañero.
- Carlos, ¿ por qué
me empujaste?
- No te quise empujar,
perdón. Es que me tropecé al salir y sin querer te empuje Nati.
- Esta bien, te
perdono, Carlos.
- Bueno, chau, nos
vemos mañana.
- Chau, hasta mañana.
Autora: Milena E.
No hay comentarios:
Publicar un comentario