jueves, 6 de junio de 2013

Casa tomada_segunda parte (versión de Sofía)

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Tiré la llave a la alcantarilla y nos fuimos. Al otro día nos levantamos en una plaza, de inmediato hicimos la denuncia. Luego de esperar unos 15 minutos de tantas palabras y revoltijos, la policía se decidió ir a nuestra casa. Rompieron la puerta para poder entrar. Se sorprendieron al igual que Irene y yo al ver la casa desvalijada completamente. Entré a revisar las habitaciones y en eso encontré una carta tirada en el suelo refiriéndose a mí y a Irene, decía:
Tienen que marcharse, porque aquí no es seguro. Hay una historia que debo contarles. Para ubicarme vayan a la plaza a la media noche.”
Hicimos lo que decía la carta; fuimos a la plaza. Pero no encontramos a nadie. Irene estaba aterrorizada y tenía mucho frio. Le dije que se acueste en el banco de la plaza. Luego escuché a Irene gritar. Fui de inmediato y encontré a una mujer que le decía -¡no grites shhhhh! Estaba vestida de negro y su rostro cubierto y más o menos tenía una edad aproximada a 80 años. Nos dijo que ella hacía muchísimos años fue vecina de los que habían comprado la casa en la que ahora vivíamos nosotros. Contó que esa familia era muy rara y tenían cinco hijos que murieron todos electrocutados. Desde ahí empezaron a pasar cosas raras. Después pasaron dos años y la casa volvió a tener habitantes, sus bisabuelos, nos dijo, los que siempre fueron valientes para no tenerle miedo a lo que pasaba dentro de esa casa.
Irene y yo nos quedamos con la boca abierta. Al día siguiente nos enteramos que esa extraña mujer se había muerto. De inmediato nos fuimos al campo y hasta el día de hoy no volvimos más a esa extraña casa.

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