domingo, 16 de junio de 2013

Casa tomada (versión de Milena E)


Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada. (Acá podés leer la versión original, de J. Cortázar)

Mientras caminábamos por la calle, con frio y todo oscuro, Irene me preguntó
- ¿A dónde vamos a ir? Yo le dije:
- No sé, déjame pensarlo, aunque sea para pasar la noche... y a la mañana llamar a algún familiar nuestro, para preguntarles si nos podemos quedar allí, hasta que consigamos algo.
Y cuando justo íbamos a cruzar la calle nos encontramos a un viejo vecino llamado Pablo que nos preguntó:
- ¿Qué hacen a estas altas horas de la noche caminando por la calle? Encima con todo este frio que hace.
Yo le dije:
- Lo que pasa es que nos tuvimos que ir de nuestra casa.
Pablo me dijo:
- Le hubieras dicho a mi mujer si se podían quedar, así no pasaban frio.
- Pero no, no queremos molestar a nadie. Le dije tristemente.
Él me dijo que no tenía ningún problema en que nos quedemos en su casa, pero a mí y a Irene nos daba vergüenza quedarnos. Entre charla y charla decidimos quedarnos pero solamente por esa noche.
A la mañana siguiente nos levantamos con Irene. Le dije a ella que nos fuéramos para casa, porque teníamos que averiguar quién estaba adentro de ella. Cuando terminamos de desayunar le dije a Pablo que nos íbamos. Él me preguntó muy confundido:
- ¿Pero a dónde van ustedes? Ya te dije que se pueden quedar, que no había ningún problema.
-Pero Pablo, nos tenemos que ir a mi casa, para ver qué podemos hacer, porque no nos podemos quedar todos los días acá. Aparte, si podemos entrar, vamos a tratar de sacar la plata que dejamos en nuestro dormitorio. Justo Irene me estaba hablando, me había dicho pero no te acordás que tiramos la llave por la alcantarilla...
Yo me quedé pensando en lo que me dijo, pero me acordé que yo siempre dejaba la copia de la llave abajo de la alfombra. Le dije eso a Irene y ella me respondió:
- Genial, menos mal que te avivaste.
- Sí, la verdad que tuve muy buena idea. Le dije muy feliz.
Cuando estábamos saliendo de la casa Pablo nos dijo:
- Tengan cuidado, por favor, cualquier cosa peguen un grito que yo voy para allś ¿sí ?
- Sí, no te preocupes... Le dije riéndome
Cuando llegamos a la casa, no escuchamos ningún ruido, nos pareció raro a Irene y a mí, pero no le dimos importancia. Le dije a Irene agarrá la llave, cuando abra, te la doy a vos y guardála bien, en un lugar que no se vea y no haga ruido. Mientras entrábamos, le dije a ella:
- Irene, mientras entrás andá yendo a nuestro dormitorio para sacar el dinero del placar, ¿sabes?
- Bueno, pero vos no te tardes mucho, porque capas que me pasa algo o pasa alguien y yo no sé qué voy a hacer.
- ay!, pero Irene, ¡qué te va a pasar, no me hagas poner más nervioso de lo que estoy! Le dije muy asustado. Bueno, cuando entramos le dije andá, dale, así podés agarrar el dinero. Cuando yo estaba cerrando la puerta de entrada ella ya había agarrado la plata y alguna ropa nuestra. Después me dijo:
- Listo, ya está...agarré la plata y algo de ropa de los dos.
Yo me quedé mirándola, diciéndome a mi mismo, ¡que rápido que agarró las cosas..!
Ella me preguntó:
- ¿qué te pasa que me miras así?
- No, nada, lo que pasa es que me sorprendió lo rápido que agarráste las cosas, por eso me quedé mirándote así.
Después de toda la charla le dije:
- ¿para qué vamos a averiguar quién está adentro de la casa?... porque capaz que nos pasa algo...es mejor dejarla así y ya está; total ya agarramos la plata y vos te aviváste de agarrar algo de ropa. Mejor nos vamos. Ella me dijo que tenía razón... para qué nos íbamos a quedar.
Entonces cuando salimos de la casa le dije
- vamos a un hotel ¿te parece? Irene me respondió:
- Sí, está bien. Ah! y tomá, guardá la plata.
Y finalmente nos fuimos a un hotel a vivir felizmente y contentos, porque pudimos sacar la plata y pudimos agarrar algo de ropa.

Autora: Milena E.

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