Hola querido Abelardo:
quedé sorprendido por lo que me
contaste. No sé por qué me obligaste y me pegaste para ir con la
gorda si vos tampoco pudiste.
Yo salí corriendo esa vez, no por
cobarde sino porque no podía hacerlo. Así como vos tampoco pudiste.
Bueno, me despido, y gracias por
comprenderme.
Al final, el que quedó como un cobarde
fuiste vos, por hacerte el bueno. Encima le dijiste a la gorda que no
le diga nada a nadie por miedo a que te carguen o algo.
Espero que andes bien, cuidate.
Chau.
Atte:Cesar
(Carta escrita por Leila)
No hay comentarios:
Publicar un comentario